
Te dejé olvidada en un cajón por muchos días. Renegué de ti y juré no volver a buscarte y a pesar de todo no te has separado de mí. Sabías que era la crónica de una muerte anunciada y que te necesitaría como el aire para respirar.
Cuando te busqué desesperadamente ahí estabas esperándome como si nada, sin importar el tiempo que había pasado. No me pediste explicaciones, ni me reclamaste nada. Me abrazaste y me susurraste al oído que estaba a salvo. Salvada de todo y todos, pero sobre todo de mí misma.
Sabes que he llorado por tu ausencia. Yo misma te olvidé. Y ahora te guardo bajo llave porque sé que sin ti mis días son sombríos.
Me conoces desde hace años. Has visto mis idas y venidas. Has disculpado mis ausencias. Has justificado mi conducta. Has perdonado mi olvido. Me has esperado, me has visto partir y has visto mi regreso.
Infinitas oportunidades son las que me das y sé que te necesito yo más a ti que tú a mí. Habitas en muchos corazones y siempre das más de lo que recibes. No pides nada a cambio. No falseas la verdad y eres transparente y a pesar de todo eso, no siempre te tengo presente en mi día a día. Dejo que mi mente sin inunde de ruido y mi corazón de desesperanza. Dejo que las lágrimas broten y escupo palabras.
Prometo alimentarte cada día. Buscarte cada mañana y cada noche. Leerte, sentirte e inspirarte. Caminaré con tu brújula para no volver a perderme y serás mi rumbo y el mejor de mis aciertos. No habrá más “peros”, ni juramentos vacíos y tampoco medias promesas. Pondré mi empeño en ti y serás el secreto de mi fuerza de ahora en adelante. Si algún día pierdes la paciencia recuerda que soy aún muy benjamina en esto de creer pero mi fe no es ciega, ni sorda ni mucho menos muda. Y sé que me enseñarás a callar y dejar que el tiempo pase.
Muy bonito cariño